Nota
07
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EL
COSTO POLÍTICO
El
Costo Político crece con la inflación, y como ella castiga a la
mayoría. Mejor sería llamarlo peaje para gobernar y aun disparatado
y sobre las dietas, pasajes, canonjías y viáticos, vivienda,
custodios y chauffeurs,
además de sus excesivos asesores a elección, exceso que invita al
calote al nombrar a allegados o laderos y siempre del pobre
“paganini”, y todo por sus flacos aportes en materia legislativa
a juzgar por el vacío y el atraso legal que arrastra de lejos su
cansina deriva. Pese a su enormidad son costos contables, cuando los
po
líticos son de impracticable evaluar y hasta con derivados,
insospechables y dañinos efectos por lo que hacen como por lo que
dejan de hacer al sacarle el cuerpo a todo lo que pueda dañar su
imagen o su simpatía que ellos cotizan en votos. Votos que
impasibles a los rojos al Erario calculan que perderían de hacer lo
debido, ¡o lo correcto como juraron al asumir! Fortunas que nunca
pagan ellos sino la gente en cash
o en carencias hasta de lo elemental para los que se matan braceando,
y todo para ver siempre lejana la costa, ¡algo de lo que ellos
culpan a otros o a la fatalidad!
El
real Costo Político por haber eludido o dejado de actuar en algo
importante o falsear el INDEC (y tirar por la borda lo que nos
costaba, son perjuicios que nos endosan insensibles a los daños
irreversibles al país ¡y todo para eludir su costo egoísta, que
encaja con sus mil calotes y desatinos de un modelo pergeñado para
“forrarse” y perdurar a la grupa de posturas perimidas, o de esa
fatua soberanía con la que impiden exportar cortes vacunos caros más
que por la mesa del criollo “por lo bien que le suena al votante”.
Esa burrada nos costó fortunas al devastar el stock ganadero y dejar
en la calle a miles, entre matarifes y obreros de la carne y ¡mano
de obra local, para halagar a esa progre
que odia al campo del que vive!
Capas
de asfalto para seis meses o “trenes bala” electorales son
recursos tirados a la basura
para hacer “caja” ya desde las consultoras, y a menudo en balde
cuando ni salen del “tablero” o se van en aprestos, sin privarse
de lanzamientos varios ni de alharaca entre sucesivas partidas
millonarias y hasta sacadas de presupuestos ajenos e importantes “por
la urgencia, ¿vio?”; tersas ubres que enriquecen a esos amos del
erario, y a costa del que labora o produce, al que no le dejan pasar
una.
Nadie
ve esos antros cerrados o a cielo abierto y por igual tóxicos, y
frente a otro Cromagnon, que ayer pudo ser Costa Salguero con Time
Warp y ahora Olavarría, sin tantos muertos, pero con esa
despersonalización que los torna “cobayos” del más aberran
te consumismo. Luego miles acusan a la seguridad o a los excesivos
asistentes, sin que la casta política ni los medios que viven de sus
eventos y hits,
ataquen el nocivo culto a la nocturnidad, las drogas ni a la mira
retorcidas de los millones que viven como en un nuevo Shangri-La, que
para desgracia del futuro de la pobre Argentina componen su napa
joven, ¡y recambio de una demandante y adolescente sociedad, que la
moleza
urbana extiende más allá de los 40s!
La
tan temida y dañina “gobernabilidad” no sería otra espada sobre
su nuca si el electo tuviera currículum y valores más que carisma,
sonrisa y promesas. Por ella deben consentir a “empresarios”
gremiales, de camioneros o docentes. A grupos o a progres,
unidos en sus demandasy autistas a los trastornos, pérdidas y abusos
a usuarios y alumnos, pudiendo juzgarlos por la pantalla “chica”,
que debería dejar de abusar de sus audiencias y aportar dosis de
cultivo y convivencia, sin servir a los poderes de turno ni difundir
las consignas de los D’Elía o los Esteche, ni lo dicho por Hebe,
todos detrás de los tantos cortes violentos y no sólo los suyos,
una real quebradera
que urge erradicar, con cárcel como a Milagro Sala, aunque chille el
zurdaje global, para el que las matufias de los suyos son “el
merecido reparto”.
Populistas
inflan derechos, subsidian excesos caros o asumen deberes ajenos, sin
pedir
jamás el denuedo que exigen los logros de valer y ocultan esas
medidas que el político rechaza persignándose, o disfrazan para
forzarnos a pagar u$s 2.333 millones de más al Club de Paris desde
2002 por punitorios e intereses vencidos, ¡que equivalen a miles de
vacas y a muchos barcos de soja, quemados al altar del Costo Político
como los de adjudicarse logros, en un relato sin sus improvisadas
medidas, con las pérdidas de tamaña improvisación que tanto suman
al “costo argentino” que todo lo encarece o lo enreda, ¡y por
nada de perdurar!
Para
que nuestros electos no pendan de factores de poder, de prometer,
agradar, ceder o conceder, urge jubilar la brutal y billonaria
campaña electoral, real riña de gallos por otra que privilegie
títulos, currículum, foja limpia y todo pulido por una serie de
debates sobre las normas y metas consensuadas y forzosas para el
elegido y el Congreso sometido a una Ley que invalide cualquier
efecto de la más mínima concesión; que controle y destituya a los
falsarios por recaudos inderogables, para que ningún otro petardo
ganado al magno sillón pueda hacer y deshacer, someternos a su
pandilla, ignorar a la Justicia, atentar contra la propiedad, los
bienes o la libertad, y hasta imponer exacciones o puniciones ¡por
informar la inflación real o negarse a convalidar la trufa de los
30.000! Para que no nos enzarcen más en tratos con gobiernos
indignos y desaíren a los imitables, con pérdidas, sacrificios y
muertes agravadas por su Justicia Ilegítima, ¡y sin contrapesos ni
botón de pánico alguno!
Por
eso cuando oiga del Costo Político no se apene por los sacrificados
políticos; mejor santígüese
y despídase de otros pesitos, ¡el Costo Político lo paga usted!
.-o0o-.
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