Nota
04
REPOBLAR
LA ARGENTINA
Elegir
una ciudad, o a su falta una zona apta y cerca
del centro geométrico del país, un sitio algo elevado para erigir
una nueva e inteligente capital desde cero y más accesible a todos
los habitantes del país, ahora facilitados por una cybernética para
la que no hay distancias. Construirla por etapas y mudarla en razón
de sus disponibilidades y luego ocuparse de los accesorios evitando
esas prisas para todo o por nada, un clásico de esas torpezas que
nos cuestan caro en el acto, ¡y nos lastran de por vida!
Para
aprovechar y extender por décadas o indefinidamente con sabiduría
los benéficos efectos de mudar la Capital, las provincias deberían
replicarlo con sus capitales, como lo mejor para salir del impasse.
Sin alentar la población de las suyas, deberían hacerlo en su poco
poblado interior como parte del ciclo virtuoso que administrado sin
prisas, con frugalidad y decencia, se realimentaría a extremos y
beneficios impensados.
Válido
no sólo para los edificios de gobierno, tribunales, comisarías,
escuelas y bancos, también para los comercios, viviendas y otros
necesarios a los miles convocados por la ciclópea tarea que
potenciaría un boom
de trabajo y producción consecuente y masivo, para satisfacer mil
necesidades desde los materiales de construcción, salud, alimentos,
educación y otros innúmeros y dispares, aunque gradualmente, para
evitar nuevas fiebres del oro como en California, ¡cuando un huevo
llegó a pagarse con una pepita de oro!
Para
morigerar ansiedades adolescentes o egos electoralistas deberíamos
sopesar toda medida y su influencia en el tiempo; no encarar lo que
implique locaciones o aportes mayores a los beneficios, y con la
premisa de mejorar el balance de la población, no subsidiar o
desalentar ciertas industrias en distritos con sobrado funcionalismo,
y para casos de difícil decisión optar por lo menos automatizado y
la mínima movilidad, ¡y más si ésta tendrá que ser asidua o
cotidiana!
Con
la premisa de no concentrar funcionalismo, plantas fabriles ni
fomentar el show
y el juego, lo que sería meter a Washington, Las Vegas, Broadway y
Detroit en el mismo distrito, deberíamos mirar los tiempos y las
distancias con relación a los hábitos
de consumo y jolgorio hoy prioritarios que no deben subsidiarlos los
poderes ni los bancos, y menos incitar a desatinos contra el ahorro
que es su real razón de ser, como velar por la salud económica de
las naciones y ayudar a su progreso, en las antípodas del ocio y el
derroche, sin contar que en los defaults,
acaban pagando los que eternos desheredados del paraguas urbano, como
fue la matufia del “Fútbol para todos”.
Les
restaría a los gobiernos provinciales ejercer el federalismo, ante
el Poder Central y sólo para bien, por más cómodo que haya sido
depender de su erario inflacionario, al duro precio de perder
identidad, tragar sapos y cargar en la historia con la complicidad en
sus trapisondas, ¡a veces recíprocas!
Aunque
la miseria menguaría la excusa para delinquir tomar lo ajeno antes
de ganarlo se hizo carne en la carroña que nos inunda, y como la
monumental obra sería un panal para los osos, cabría reimplantar el
Rompe-Paga, no por nada derogado, ¡cuando en el mundo todo tiene
categoría de indiscutible, al derivar del más puro sentido común!
Por
último el Federalismo efectivo junto a los casi milagros del contra
éxodo, llevaría a las provincias a competir en hacer más
confortables cada día sus dominios, a satisfacer las necesidades
básicas de sus habitantes y alentando con facilidades y
previsibilidad jurídica a los capitales privados para ofrecer los
“accesorios” con los riesgos a su cargo, y como guinda del
postre, buscar una atracción propia y tornarla su Emblema. Paisajes
o industrias, la nieve en Bariloche, el cine en San Luis, viñedos y
bodegas en San Juan y Mendoza, y en Tucumán la Histórica Casa y sus
Ingenios de azúcar y celulosa.
.-o0o-.
Julio
09, 2017 10:00 662
En
línea con el blog www.granelector.blogspot.com/
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